El día después del inicio de la sadhana fué un día increíble. Entiendo que fué algo puntual desde el día tercero en el que escribo. El segúndo día, no hice la meditación. Estuve todo el día con una felicidad muy evidente, que me hizo pasar un día maravilloso. Me dormí en los laureles y no hice de nuevo la meditación. fuí perezosa.
Fué increíble, podía ver el mundo en toda su grandeza y SENTÍA la felicidad dentro de mi fuertemente.
Al día siguiente, por la tarde-noche hice meditación. No me gustó por primera vez desde que hago yoga. Seguramente resultó tan mal por que había cenado un bocadillo de carne con cerveza e inmediatamente después hice la meditación. No pude concentrarme bien, y encima tuve visiones malas, sensaciones como de seres del mal. Pasé miedo incluso, y se me metían en la cabeza continuamente. Pensé que quizá no deberia hacer esa meditación sin que me la indicara mi profesor.... y después pensé que eran imaginaciones mías, que tenía el estómago lleno y que así no se podía meditar. No le voy a dar la menor importancia. Lo tengo claro.
Hoy, he hecho meditación de nuevo. Otra vez como el día primero. Hoy será de nuevo el día uno de los cuarenta días de la meditación.
He tenido dos sesiones de media hora. Una por la mañana y otra por la tarde. La sensación ha sido la misma del primer día. Dificultades para lograr la concentración completa. No he podido experimentar el cordon dorado. ( por lo menos como yo me lo imagino)
Sigo notando el tercer ojo como lugar de concentración. He recordado, que me falta humildad. Espero demasiado. Hago las meditaciones y espero algo. No debo hacerlo. Tendré presente más todavía ser más humilde, y no esperar nada. Simplemente meditar y agradecer.
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